Entrevista
a Rosa Otero Pazos, de 75 años, nacida en “A Carballeira”,
Lourizán. Una mujer que tuvo que dejar los estudios para poder
trabajar.
“DEJÉ LOS ESTUDIOS PARA PODER TRABAJAR”
Periodista:
¿Qué hacías de pequeña?
Rosa:
De pequeña iba al colegio, empecé con cinco o seis años.
P:
¿Cómo era el colegio?
R:
El colegio no era como ahora, se hacía en una casa, primero fui a
una en la que a la profesora se le llamaba “mamá Pilar”, más
tarde fui a otra en el “Outeiro” y después a mi madre le
recomendaron las monjas.
P:
¿Qué aprendías en el colegio?
R:
Aprendí a leer, a escribir y a hacer algunas cuentas.
P:
¿Comías en el colegio?
R:
En las monjas sí, en las otras tenía que volver a casa para comer.
P:
¿Qué os daban de comer en el colegio?
R:
Comíamos una taza de caldo, podía repetir las veces que quisiera e
incluso se podía llevar un huevo de casa para que te lo cociesen
allí y poder comerlo a mayores.
P:
¿A qué edad dejaste de ir?
R:
Sobre los trece o catorce años dejé de ir, para echar una mano en
casa, ya que era la única mujer de mis hermanos.
P:
¿Cómo te ganabas la vida?
R:
Una vez que salí del colegio lo que hacía era ir al monte con mis
amigas y vecinas a coger piñas para luego venderlas y sacar algún
dinero.
P:
¿En qué invertías ese dinero?
R:
Solíamos ir unos días antes de que empezasen las fiestas, así
luego podíamos disfrutar más.
P:
¿Qué era lo que más te gustaba de las fiestas?
R:
Lo que más me gustaban eran los caballitos.
P:
¿Qué tipo de música se escuchaba allí?
R:
Se escuchaba la de las orquestas, por aquel entonces había unas
orquestas muchísimo mejores, para mi gusto, la “Couceiro” y la
“Florida” eran unas de las mejores y de mis favoritas.
P:
¿Ibais en grupos mixtos?
R:
Había de todo, pero cuando empecé a salir tendría quince o
dieciséis años y no estaba muy bien visto salir a solas von chicos,
yo salía en grupos de mujeres.
P:
¿Ibais al cine?
R:
Sí, pero cuando iba ya conocía al que más tarde se convirtió en
mi marido, entonces ya me invitaba él, aunque yo iba con mis amigas
y él no quería pagarles el cine a todas, entonces me decía que
pagase lo mío que luego ya me daba el dinero más tarde, pero yo
nunca se lo aceptaba, aquí ya íbamos chicos y chicas porque ya
estábamos en edad.
P:
¿Tuviste muchos novios?
R:
Pues un chico de Arcade intentó “ligar” conmigo entre otros,
este era panadero, pero yo era algo terca y no le hice caso, hasta
que llegó mi marido, al final todas caemos.
P:
¿Cómo conociste a tu marido?
R:
Pues cuando yo empecé a trabajar en la fábrica siempre me hablaban
de él porque me saludaba siempre que yo salía de allí con mis
compañeras, coincidía que él también venía de trabajar, con el
tiempo empezamos a hablar y hubo más relación.
P:
¿Cómo decidiste que te ibas a casar?
R:
Pues a los tres meses de andar de novios oficiales, él vino a mi
casa a conocer a mis padres y me propuso matrimonio, yo al principio
no quería, porque con veintitrés años aún me veía muy joven como
para casarme y llevar una vida más seria.
P:
¿Una vez te casaste dejaste de ir a trabajar a la fábrica?
R:
Sí, la verdad es que ahora no lo haría.
P:
¿Por qué dejaste de ir?
R:
Porque mi marido me dijo que no hacía falta que fuese más que con
lo que él ganaba ya llegaba para salir adelante, me tenía como a
una reina.
P:
¿Cuándo te quedaste embarazada de tu primer hijo/a?
R:
Poco después de la boda ya estaba embarazada de mi primera hija.
P:
¿Te cambió mucho la vida después de casada?
R:
Me cambió a mejor, vivía en la miseria, y cuando me casé mi marido
sacó todo adelante sin problema, era un hombre muy trabajador.
P:
¿Te solía sorprender?
R:
Sí, era un cacho de pan, me hacía regalos, me daba todo cuanto
quería, al principio me hacía la dura y se los rechazaba, aunque al
final los cogía. Una vez, de novios, le dije por casualidad que me
encantaban las morcillas, y al día siguiente apareció en mi casa
con una bolsa llena de las mejores morcillas que tenían en su casa,
yo me moría por cogerlas e irme a casa a comerlas, aún así se las
rechacé.
Este
trabajo está hecho por María García Iglesias, alumna del I.E.S
Gonzalo Torrente Ballester de Pontevedra.
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