"Comparada con la vida de ahora la de antes era muy atrasada"
Elena Rodríguez Fontenla, 82, Rozas, Campolameiro, Couso.
Elena Rodríguez Fontenla, mujer de 82 años, madre de cinco hijos y luchadora. Es una persona muy considerada, generosa y amable con todo el mundo, procura ser muy positiva y animar a todo el mundo. A parte de eso es muy cariñosa y la mejor abuela del mundo.
P: ¿Fue al colegio?
R:Sí, fui al colegio. Al final
no pude terminar el tiempo del colegio porque tenía que ir con las
vacas y otras veces cuando quería ir a jugar no me dejaban, porque
tenía que estar en casa para hacer las cosas, era una vida muy
atrasada de la que hay ahora.
P:¿Cómo eran los profesores?
R: La profesora era una señora,
la llamaban doña Lola y tenía un marido. Pero el marido era mucho
más malo que la mujer. Y ella nos enseño todo lo que sabía más
que nosotros. En una ocasión que no viniera al colegio, los niños,
como eran muy trastes, llenaron una parte del colegio de piedras y
entonces después nos pusieron a todos de rodillas, porque claro,
llevamos la culpa todos. Después había que decir quien había sido,
entonces la primera que lo dije fui yo y después dos o tres niños
más. A pesar de que lo hicieramos todos. Entonces nos decían
“bueno, hoy los dejamos” y nos íbamos.
P: ¿Y los castigos de los
profesores eran muy duros?
R: Los castigos de los
profesores, bueno, con la profesora que teníamos estábamos
contentos con ella. Porque a ella le gustaba mucho que le llevaran
cosas, de casa y mi mamá le daba mucha leche para que tomara. Ella
vivía en Moraña. Y bueno, teníamos mucha confianza con ella y ella
se portó bien. Pero después se jubiló y tuvo que venir otra
profesora, aunque mientras no venía otra ella nos estuvo dando
clases en su casa, a unos cuantos nada más. Después, ya vino otra
profesora y estuvo bastante tiempo, pero llegó la hora en la que yo
tenía que salir de la escuela. Porque antes no había graduado
nicosas de esas y era cuando se empezaba primero de ESO. Entonces de
aquella muchos lo acabamos, otros ya no lo acabaron.
P: ¿Iban todos los días a la
misa?
R: Todos los días no, pero los
días que la había aquí, en Couso, sí. Entre niños siempre había
cosas, porque se pegaban, unos con los otros. Y una vez salió uno
que era de Pontecaldelas, y se empezó a meter conmigo y lo cogí y
le di unas 'hostiñas' , de un lado y de otro y no se metió nunca
más conmigo.
P: ¿Tenían juguetes?
R: No, no teníamos juguetes ni
nada.
P: ¿No tenían ni muñecas ni
nada por el estilo?
R: No, no teníamos nada de eso.
Solamente, una vez que teníamos unos familiares en Vigo y me quedé
allí por reyes y fueron los regalos que tuve. Porque aquí en casa
no se recordaba reyes, ni se recordaba nada, aquí en la aldea no
había nada de eso.
P: ¿Y a que jugaban?
R: Antes jugábamos mucho a las
bolas. Eran seis bolitas y jugábamos a echarlas al aire, cogerlas y
después echarlas otra vez al aire y cogerlas. Le llamábamos el
juego de las bolas. Y después el que no quería hacer una cosa, pues
hacía a otra. Lo que pasa es que el que lo hacía mejor, se enfadaba
y le pegaba a el otro que también lo hacía muy bien.
P: ¿Hubo algún acontecimiento
que marcara tu infancia?
R: Acontecimiento no hubo niguno.
Solo que cuando se terminaba la escuela no había más cursos por lo
cual teníamos que ir unos días ahí a otro sitio, pero perdíamos
lo que teníamos hecho. Entonces, habóa que empezar otra cosa porque
aquello no se terminaba. A mi me gustaba mucho coser y la señoras
esa, esa profesora, me enseñaba a coser y a calcetar. Todo muy bien,
pero después se terminó y yo tenía que volver porque tenía que
ir con las vacas al monte. Pero yo siempre me llevaba la cartera para
escribir y la calceta para calcetar, que me gustó siempre mucho. Y
bueno, después siendo mayor siempre va teniendo uno sus cosas.
P: ¿Con cuántos años empezó a
trabajar?
R: Luego empece a trabajar,
primero fui a coser, con diez años. Trabajé durante los diez, once
y doce años, tres años trabajando. Después fui una temporada para
Vigo, entonces en casa lloraban por mí porque mi mamá y mi abuela
estaban solas y ya me tuve que venir.
P: ¿Quién era la principal
fuente de ingresos en casa?
R: No era nadie en concreto,
todos colaborábamos. Pero la bisabuela era la que trabajaba más.
Compraba una vaca, más tarde la vendía en la feria y después con
ese dinero compraba dos en otra y vendía una y se quedaba con la
otra. Y a parte de eso, en casa no había quien trajera dinero fijo
porque mi papá estaba en Argentina, pero no se acordaba de nosotras
y claro, teníamos que arreglarnos con lo que teníamos en casa.
P: ¿Qué comían habitualmente?
R: Habitualmente comíamos café
con leche, papitas, de harina de maíz y papas de arroz, caldo, con
patatas, garbanzos y un poquito de carne de cerdo. Entonces eso que
comía, con unas verduras, era la comida que había. Hacíamos sopas,
en una taza, con vino y azúcar y después nos lo comíamos así. A
mí me gustaba mucho el chocolate y también lo tomaba.
P: ¿Cómo era su casa?
R: Bueno, nuestra casa era como
es ahora, aunque después la arreglamos y le ampliamos un trozo, ese
trozo que arriba de todo.
P: ¿Escuchaban música? ¿De qué
clase?
R: Sí, a mí me gustaba mucho
aprender canciones nuevas. Cuando se iba para el monte había unos
que eran de Soar y unos de aquí, de Rozas, entonces nos cantábamos
canciones los unos a los otros. Nosotros hacia ellos y ellos hacia
nosotros.
P: ¿Como era la ropa? ¿Como la
conseguían? ¿La hacían? ¿Os la hacían?
R: La ropa no era como ahora,
eran cosas más atrasadas pero bien. Se vestía bien el que podía,
el que no podía no, pero el que podía sí. La ropa nos la hacía
una modista y después teníamos que ir a probarla, a lo mejor alguna
salía bien y otra no tan bien, pero bueno. Yo después de probarla
si me gustaba vale, sino me gustaba le decía que no la quería así.
Y después fue cuando aprendí a coser bien, con 14 años con la
señora de la casa a la que íbamos a coser, que la llamaban
Dionisia. Y cuando acabábamos de hacer las cosas después se las
había que llevar a la señora, para que se la pusiera en la fiesta
ala que iba por la noche.
P: ¿Os pagaban bien por esos
trabajos?
R: No, no nos pagaban bien. Por
esos trabajos a lo mejor nos daban dos reales o un real. Reales de
aquel tiempo.
P: ¿Cómo conoció al a su
marido?
R: Antes de casarme tuve más
novios, pero después vino el abuelo y fue el que se caso conmigo.
Nos conocimos un día de una fiesta, una fiesta que era ahí antes de
llegar a Moraña. Fue el domingo siguiente de la pascua y vino el
abuelo a bailar conmigo y se enamoró de mi y, aquí estamos. Ni me
fue mal a mi, ni me fue mal a él. Bueno, a mi al principio me fue un
poco mal porque estuvo siempre fuera y me hacía falta aquí para
ayudarme pero él no podía estar en todos los sitios. Si estaba aquí
y no tenía un trabajo no hacía nada, pero después al estar él en
Suiza ya pudimos mandar a los hijos a la escuela y darles una buena
educación, de lo que se podía. Después de casarnos el abuelo se
marchó primero a Francia y después a Suiza a trabajar , estuvo 29
años allá y después desde que volvió no hubo más guerras ni
nada.
P: ¿Cómo pasaron la postguerra?
¿Sufrió alguien de la familia esa etapa?
R: Si, mataron a un tío mío
allá, se quedó en Teruel. Y después otro tío le cortaron una
pierna, me vino sin pierna, cortada por la rodilla y otro no
apareció; allí se quedó, en la postguerra, y además era mi
padrino. Cuando nos dieron la noticia de que lo mataran tuvimos que
ir al ayuntamiento de aquí a preguntar que pasara, sino de aquella
no se sabía nada. Y bueno, todo se quedó así.
P: ¿Cómo celebraban las
fiestas? ¿Se vestían de alguna manera especial?
R: Las fiestas se hacían muy
bien. Siempre había con que comprar un trozo de tela para hacer un
vestido en la modista y después ir a la fiesta. Y después en una
fiesta poníamos uno, en otra poníamos otro, para destacar la cosa.
A mi me gustaba mucho bailar y siempre bailaba con los chicos y los
otro novios que tuve. Pero desde que empecé con el abuelo siempre
venía él y ya bailaba con él, el tiempo que se quedo hasta que nos
casamos. Y en los días de casamiento pues muy bien porque se cantaba
mucho, era lo que había, cánticos de una parte y cánticos de otra.
P: ¿Era muy dura la vida? ¿Cree
que cambió mucho desde que usted era joven hasta ahora?
R: La vida es dura siempre,
aunque se tenga suerte. Pero en aquel tiempo si no trabajabas no
tenías nada y lo que se tenía ya se iba a la feria y se vendía
para conseguir algo más. Normalmente cosa que no teníamos en casa
como arroz, fideos, aceite y todas esas cosas.
P: ¿Cómo trataban a las mujeres
socialmente? ¿Las menospreciaban?
R: Aquí, en esta aldea, eramos
seis y entonces nos juntábamos fuera y todo muy bien. Nos trataban
bien. Después venía chicos de otra parte y ya empezamos a
cogerlos de novios y cuando eran las fiestas venían y ya bailábamos
con ellos y nos cuidaban.
P: ¿Tuvo que viajar a algún
lugar o emigrar?
R: No, no tuve que emigrar.
Solamente aquí en España, a Vigo.
Cristina Rodríguez 3ºC
No hay comentarios:
Publicar un comentario